Cuidado de las piernas

27 septiembre 2024

En la especie humana, las piernas son los pilares que soportan el peso del cuerpo, y dado que sólo llevamos unos cientos de miles de años en posición erecta, la mayoría de los tejidos de las mismas y sobre todo su aparato circulatorio de retorno están deficientemente preparados para soportar el tipo de vida que venimos llevando en la sociedad actual, por lo que al final del día, si no se han cuidado convenientemente, puede aparecer la sensación de piernas cansadas con pesadez, sensación de calor e incluso dolor.

Aunque puede haber síntomas de este tipo debidos a alteraciones de la llegada de sangre arterial a las piernas o a su deficiente circulación por capilares cuando hay desequilibrio del sistema nervioso vegetativo, lo habitual es que el problema sea debido a alteraciones de las venas, enfermedad muy corriente y que afecta a más de un 30% de la población adulta de paises desarrollados.

Esta enfermedad recibe el nombre genérico de insuficiencia venosa crónica y casi siempre afecta de forma simultánea a los sistemas venosos profundo y superficial, aunque con diferente intensidad. Su incidencia es ligeramente superior en el sexo femenino, pero además ocasiona más síntomas y preocupaciones estéticas en mujeres que en varones. Suele dar síntomas del tipo pesadez, dolor, calambres e hinchazón de tobillos y pies, tanto si afecta al sistema venoso profundo, superficial o a ambos. Cuando afecta al sistema profundo, su tratamiento normalmente es sintomático y de medidas higiénicas para evitar su progresión. Pero si la afectación es importante y los síntomas no pueden ser controlados con estas medidas, es posible que exista un componente de obstrucción en su trayecto dentro del abdomen que condicione un aumento de presión en las venas de la parte inferior del cuerpo y que produzcan todos esos síntomas. La aparición de medios de diagnóstico más sensibles para detectar estas compresiones como la ecografía intravenosa (IVUS), permite delimitar exactamente la zona comprimida y tratarla con un sistema de dilatación mediante stent, que es la técnica que habitualmente realizamos en nuestro centro. Con ello el alivio de los síntomas es espectacular y permite obviar el uso de medias elásticas, con mejoría de la calidad de vida.

En el caso del sistema superficial estamos ante las típicas varices, que se originan por la dilatación de la pared de las venas o por problemas valvulares a lo largo de su trayecto. No obstante, la mayoría de casos se presenta en personas que tienen antecedentes de familiares con este mismo problema de salud, lo que indica que el factor hereditario juega un rol importante en su aparición.

Dependiendo de su tamaño las varices pueden ser tronculares, reticulares y variculas. Las varices tronculares, grandes y gruesas,  suelen ser de obligado tratamiento ya que a la larga pueden evolucionar hacia tromboflebitis profunda o úlceras. En su intervención quirúrgica se combina la extirpación mediante diminutas incisiones y la extracción de los troncos safenos varicosos o su obliteración mediante calor a través de una fibra óptica introducida en su interior a la que se aplica energia mediante un láser. Las varices reticulares, o de tamaño medio, empiezan a ser un problema estético y terminar siendo un problema de salud que puede degenerar en flebitis superficiales muy dolorosas; pueden ser tratadas con cirugía ambulatoria  o más habitualmente mediante escleroterapia química (inyecciones) con microespuma. La esclerosis química de las venas superficiales dilatadas de las piernas es un acto médico durante el cual se introduce un agente esclerosante en la luz  de dichas venas a través de una punción de la misma. Con ello el objetivo a obtener es provocar una inflamación de la pared de la vena y una posterior obliteración de la luz de la misma, para evitar el relleno de sangre en su interior. Este es el método más utilizado para tratar las pequeñas, llamadas teleangiectasias, varículas o arañas vasculares, que suponen más que nada una preocupación estética, aunque a veces pueden provocar dolor y trastornos sensitivos locales. Su eliminación conlleva varias sesiones de esclerosis química (inyecciones) o física  mediante láser externo.

Cuando además de mala circulación venosa existe un déficit de circulación linfática, bien por obstrucción ganglionar o bien por dilataciones de los vasos, nos encontramos con retención líquida en el tejido subdérmico dando lugar a lo que se llama linfedema. Esta retención hace que la grasa se acumule en esas zonas de forma preferente y la combinación de tejido adiposo y linfa da lugar a la situación de lipedema, agravado si hay trastornos endocrinos como la inadecuada función del tiroides. Los acúmulos grasos suelen ser localizados sobre todo en las zonas de predominio estrogénico como caderas, muslos y alrededor de las rodillas, dando lugar a lipodistrofia (de forma común llamada celulitis). Por debajo de las rodillas es más frecuente el acúmulo linfático y no graso. La lipodistrofia (celulitis) es un desorden funcional y estético, que afecta principalmente a la mujer y que se manifiesta por la acumulación de grasa metabólicamente poco activa en el tejido celular subcutáneo y que se da sobre todo en las piernas. Para combatirla, nada mejor que la actividad física y una correcta alimentación. Pero cuando la celulitis es persistente, es aconsejable además recurrir a diversos tratamientos estéticos o médicos.
Las cremas anticelulíticas, lociones o geles, a pesar de no eliminarla totalmente, combinados con ejercicio físico, ayudan a mejorar notablemente su aspecto. Los masajes subdérmicos utilizan la presión por aspiración para estimular el riego sanguíneo en el interior de las zonas tratadas; mientras que los de drenaje linfático y reafirmantes tienen efectos muy positivos sobre la piel, los músculos y el sistema circulatorio.

Consejos para mejorar la salud y el aspecto de las extremidades inferiores

  • Lo más importante es favorecer el drenaje de los liquidos circulatorios, sangre venosa y linfa, por medios físicos; es decir, evitar estar de pie o sentado de forma continuada y con piernas cruzadas o inmóviles. Siempre que sea posible es aconsejable un corto paseo o ejercicios de movilización y si se da la oportunidad elevar las piernas para favorecer su vaciamiento. Si pese a todo, por el estilo de vida o las características del trabajo, no es posible realizar lo anteriormente expuesto, es util y mejora los síntomas el empleo de medias compresivas,que proporcionan alivio inmediato y duradero, al comprimir las varicosidades y mejorar así el retorno venoso; por ello, también sirven para prevenir el posterior desarrollo de nuevas varices. Suelen estar diseñadas de forma que la máxima compresión se da alrededor de los tobillos y pantorrillas, decreciendo a medida que se acercan a las ingles. Son fundamentales en el embarazo, pues durante esta situación se suman varios factores para empeorar el retorno venoso.
  • Mantener el peso ideal es fundamental, pues a mayor sobrepeso, mayor presión intraabdominal y más acúmulo graso en zonas con dificultad de circulación veno-linfática. Para ello, una dieta equilibrada y ejercicio periódico es lo básico.
  • Los ejercicios mejores para las piernas son los aeróbicos como la natación, el pedaleo y el caminar o correr por terreno uniforme y no duro o subir escaleras. Andar sobre las extremidad de los talones y ponerse de puntillas también ayudan a movilizar la musculatura impulsora de la sangre de las piernas, y cuando se está sentado, separar y juntar las puntas de los pies, y balancear sucesivamente las puntas de los pies y los talones. Es conveniente evitar el uso de pesas que obliguen a hacer esfuerzos con la prensa abdominal, pues aumenta la presión venosa en la parte inferior del cuerpo.
  • En cuanto a la dieta deben evitarse productos calóricos y flatulentos, como azúcares refinados y grasas, aumentando el consumo de proteinas y frutas y verduras. El alcohol y los picantes y especias no son recomendables por su potencial dilatador de las venas. Es aconsejable asimismo seguir una dieta baja en sodio, por tanto, la primera medida a adoptar es reducir la sal en las comidas. Y también, la de los alimentos que la contienen en mayor proporción: embutidos, conservas, quesos, ahumados, … Es muy importante beber agua: cuanta más agua bebamos, más fácilmente podremos expulsar los líquidos sobrantes. La cantidad mínima recomendada es de dos litros al día y preferiblemente, fuera de las comidas. Esto no debe sustituirse por bebidas gaseosas o azucaradas que aumentan la posibilidad de acumular grasa
  • La hidratación es fundamental para tener unas piernas seductoras. La piel de las extremidades inferiores es más seca y tiene menos recursos para evitar la deshidratación. Las cremas hidratantes y nutritivas deben utilizarse todos los días después de la ducha y siempre que la piel así lo requiera.
    También es buena medida evitar la ropa ajustada, sobre todo fajas, medias con efecto liga y pantalones muy ajustados.
  • Por último, los ambientes calurosos son perjudiciales. Evitar exponerse al sol de forma inmóvil y tomar rayos UVA en sesiones muy cortas que no calienten las piernas. Tampoco es bueno exponerse a braseros, estufas, calefacción o métodos de depilación que provoquen calor o irritación importante de la piel de las piernas. En la ducha es bueno terminar con un masaje de agua fria en las extremidades.

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